Habilidades blandas: salud fuerte

era smart

Estamos en el siglo XXI, el siglo del cerebro, ya que se ha producido un espectacular avance en el conocimiento de su funcionamiento y su implicación en multitud de comportamientos, enfermedades ….

Y cada hábito, que iniciamos hoy, impacta en el modo en que seremos inteligentes en salud, y aprender habilidades definirá lo que somos, y puede salvarnos de muchas enfermedades, o hacer que logremos mejor futuro laboral. Nos referimos a las habilidades del Siglo XXI,  aquellas aptitudes necesarias para tener un comportamiento adecuado y positivo que nos permita enfrentar eficazmente las exigencias y retos de la vida en este siglo.

Estas habilidades pueden facilitar que no sólo en la fase de señal del hábito, reconozcamos nuestros “disparadores” y combatamos los malos hábitos causantes de 8 de cada diez enfermedades, sino también, conocer la lista de factores desencadenantes internos y externos es una forma eficiente de conocer los factores desencadenantes y reducir el riesgo de recaída en un mal hábito.

HABILIDADES SXXI

Creemos en un mundo en el que todos los niños sepan leer. Nuestra misión es invertir en la

Las habilidades para SXXI son fundamentales el proceso de crecimiento, pero como adultos, podemos reforzar su desarrollo en nuestro día a día, pero también, siendo un modelo, para la infancia, lo cual aumenta el 60% el refuerzo de las mismas.  

Autocuidado,  resiliencia, flexibilidad, habilidades sociales, empatía. autoestima y liderazgo o pensamiento crítico, son algunos aprendizajes para el siglo XXI, que todos los niños/as,  jóvenes y personas adultas deben desarrollar y que UNESCO marca como crucial, para que la educación haga una contribución decidida al conjunto de la Agenda 2030.

  1. El autocuidado es el primer paso y base para las habilidades que debemos tener en esta era.

 Por eso cada hábito que creamos cuenta, y es más importante que nunca, la colaboración intersectorial entre la atención médica y la educación.  Al implementar ejercicio físico y una dieta balanceada, uno puede mejorar su calidad de sueño. Esto se puede hacer estableciendo y siguiendo un horario estructurado de sueño, ejercicio y alimentación. En el autocuidado, como nos dice el Programa SHC at Home, está que podamos protegernos de enfermedades, pero también ser el doble de productivos, mejorando nuestras expectativas de vida y nuestra economía, así como las de nuestra familia.

2. Flexibilidad y resiliencia: claves.

 El aprendizaje se desarrolla a lo largo de la vida, en múltiples estructuras de aprendizaje formal, no formal e informal. Se debe favorecer el reconocimiento de los saberes que se adquieren fuera de la escuela y su articulación con la educación formal. Ser flexibles en el día a día, podemos lograrlo educando nuestras emociones, debido que sentirnos seguros, ayuda a nuestra mejor adaptabilidad al medio. Los lazos familiares también nos ayudan a ello. Además de tener mucho menos riesgo de sufrir depresión, ansiedades.

3. Asertividad, y habilidades sociales, para prevenir adicciones.

Asertividad: que implica expresar lo que se siente, piensa y desea de manera clara, directa y oportuna. Es una habilidad que bien educada, genera herramientas en el niño tal que podría reducir en gran medida los índices de adicciones como el alcoholismo, ya que saber comunicarse adecuadamente, tener conocimiento de uno mismo ayudan a combatir adicciones o poder pararlas.

Esta actitud favorece la conciliación de cualquier conflicto, ya que implica unos niveles de empatía que permiten conocer la situación del otro (y respetarlo), y al mismo tiempo se evita la pasividad que podría abrir puertas a abusos.

4. Empatía.

La empatía es otra habilidad ya que no nacemos empáticos, esta habilidad interpersonal forma parte de nuestro correcto desarrollo emocional y social comenzando a desarrollarse desde la más tierna infancia. Es una capacidad que nos ayuda a comprender los sentimientos de los otros, facilitando también la comprensión de los motivos de su comportamiento, y que permite así prevenir importantes conflictos.  

Saber ponerse en la piel de los demás es importante en cualquier aspecto de la vida, pero en el caso de las TIC lo es más aún, y podemos prevenir problemas como el bullying o el ciberacoso de raíz educando en nuevas actitudes, ya que en las interacciones online solemos perder de vista a las personas con las que hablamos.

5. Autoestima y liderazgo positivo.

Una actitud mental positiva desde hoy en casa, puede brotar hábitos saludables como mejor predisposición al deporte, a realizar tareas activas o al aire libre.

Si no tenemos autoestima, seremos menos susceptible de mantener actitudes y prácticas de riesgo como la excesiva exposición en Internet, la búsqueda constante del reconocimiento externo, y predispuestos a ansiedades o actitudes poco equilibradas (autolesiones, grupos probulimia o proanorexia, etc.).

Si educamos una buena autoestima, consciente nuestra capacidad de liderazgo aumentará, ya que los líderes suelen ser personas con habilidades altas SXXI como la empatía o la autoestima.

6. Pensamiento crítico: una habilidad esencial para la salud.

La capacidad de pensar críticamente es, como muchos aprendizaje, desarrollada en la escuela y el hogar: la influencia de los padres crea una ventaja para los estudiantes que viven en hogares donde se les anima a pensar y hablar sobre lo que están haciendo, lo cual, lo que es más importante, va más allá de simplemente completar tareas para crear una comprensión más profunda de los procesos de aprendizaje. 


educación inteligente, era saludable

Una educación que incluya tareas de resolución de problemas, en educación, y en el trabajo, o familia, puede ayudar a estimular su pensamiento crítico, y protegerse ante fake news, o situaciones de desgaste como el burn out, o estrés, incluso en fraudes o estafas en internet.

una era que aprende distinto

En definitiva las  habilidades siglo 21 en conjunto con sus competencias técnicas y profesionales son requeridas en el acceso de los jóvenes a un empleo digno. Según UNESCO deben estar ahora más que nunca como un contenido más, si deseamos cumplir con la Agenda 2030 Naciones Unidas. Pero sobre todo, educarnos en estas habilidades supone, dar un paso a ser ciudadanos resilientes y abrirnos un abanico de futuro a nosotros y a nuestro entorno, en salud.

Sheila Romera